Estamos en un tiempo de grandes cambios, donde la máxima es intentar predecir qué va a pasar en el futuro, averiguar cuáles serán las últimas tendencias en el mercado o cuál será el comportamiento y los deseos de los consumidores. Pasamos la mayor parte del tiempo esperando a que ocurran cambios para poder adaptarnos rápidamente mientras hay marcas que en lugar de intentar predecir qué va a ocurrir, crean el futuro. Si todos seguimos la tendencia, ¿quién lidera? El gran desafío para las marcas es que si no nos implicamos en el futuro, vendrán otros a construirlo.
Podemos encontrarnos con tres tipos de marcas:
- Aquellas que son reacias a los cambios, que se quedan quietas mientras el mundo cambia a su alrededor. Son aquellas cuya su filosofía es “si siempre he hecho las cosas así y me ha ido bien, ¿por qué cambiar?”
- Luego están las marcas que esperan a ver cómo evoluciona el mercado para después imitar a sus competidores. Siempre van un paso por detrás. Prefieren no arriesgar.
- Finalmente, están aquellas marcas innovadoras, ansiosas por el cambio, aquellas que crean las reglas del juego y luchan por llegar las primeras.
La era de Internet ha modificado el comportamiento de la decisión de compra de los consumidores. Los usuarios dedican más tiempo a informarse sobre los productos que necesitan y a comparar productos, pero se ha acortado el proceso de venta.
La interconexión de objetos, servicios y personas mediante redes digitales aumenta cada día. En la actualidad el tiempo es sinónimo de inmediatez. Todo está conectado. Internet ha hecho desaparecer las distancias y las personas estamos a un solo click de toda la información. Cada día nos bombardean con millones de campañas a través de diferentes medios por lo que captar la atención de los usuarios es un tema muy importante hoy en día para las marcas pero, ¿cómo podemos conectar con nuestra audiencia?
A los usuarios les llama la atención ciertos mensajes como “el más barato”, “el mejor”, “el más resistente”, “único”,…pero, ¿es suficiente? Ya no basta con que los consumidores recuerden el nombre de la marca o que sepan cuál es su eslogan o qué productos/servicios ofrecen. Es evidente que la batalla por los precios continuará siempre, pero llega un punto que bajar más el precio es inviable por lo que las marcas deben conectarse con sus consumidores a través de los sentidos, es decir, hay que generar vínculos emocionales que ayuden a crear experiencias positivas. A través de las experiencias vivimos sensaciones y sentimos emociones. Las emociones son las que impulsan a comprar. En muchas ocasiones nuestras compras están basadas en las emociones, influenciadas por factores emocionales subconscientes que ignoramos. ¿Sabíais que más del 80% de las compras se realizan de forma impulsiva?
Es importante tener una buena estrategia de marketing emocional que nos haga sentir la marca como nuestra. Si la marca logra generar ese sentimiento, conseguirá que el usuario contribuya a hacer crecer la marca. Para ello debemos:
- Averiguar la personalidad, las necesidades y deseos de nuestros clientes y potenciales clientes.
- Asignar un listado de emociones a nuestro producto/servicio.
- Crear una estrategia de comunicación donde se especifiquen un conjunto de palabras y/o frases clave que creen emociones y sentimientos en los usuarios teniendo en cuenta aspectos como experiencia, sensaciones y emociones.
- Recordar que los clientes son algo más que simples consumidores. Son personas que les gusta que vivir una experiencia positiva y experimentar sensaciones a la hora de comprar un producto o de consumir un servicio. Por lo que no se trata de cubrir solo sus necesidades sino que debemos ofrecerles “algo más”, un valor añadido. El objetivo es crear una experiencia de marca de 360º. Hay que llegar a enamorar, emocionar y atraer a nuestro público para que nos vean como una lovemark.
- Conseguir la confianza de nuestros consumidores, lograr que tengan en su mente nuestra marca como fiel. Así conseguiremos fidelizarlos y generar una conexión real y duradera con ellos.
- Crear una identidad de marca. Para ello, tendremos que construir una personalidad distintiva, de esta forma conseguiremos generar una respuesta emocional casi inmediata.
- Que nuestra marca esté en boca de todos ya sea de forma positiva o negativa mientras se hable, no sirve. Creando experiencias positivas, trato personalizado y exclusivo a cada cliente, conseguiremos que hablen bien de nosotros.
La aplicación de diferentes técnicas en el ámbito del neuromarketing, posibilita el estudio de lo que ocurre en la mente de los consumidores al decantarse por un servicio o producto concreto. Así, las empresas pueden crear y adaptar su oferta de forma más eficiente e investigar lo que motiva al usuario en el momento de realizar una compra.
Hay que volver a poner a las personas en el centro de nuestra estrategia. Es importante crear relación marca-cliente. Para que el cliente conozca bien la marca, es fundamental que la marca conozca bien a sus clientes, para hacerles llegar el mensaje de una forma más profunda y directa y poder obtener un compromiso por parte de los usuarios. Los clientes son cada vez más exigentes y no basta con captar nuevos clientes, sino que hay que saber mantener a los actuales, tratarlos diferente y premiarles por su fidelidad.
En esta época, donde existe una competencia inmensa, es importante tener una estrategia de marketing y de branding bien definida. Y para ello hay que tener claro quiénes somos, qué queremos ser y cómo queremos ser recordados.
«Una gran marca no es aquella que no imita a nadie, sino aquella a la que nadie puede imitar» – Andy Stalman
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