¿Cómo os puedo convencer de que este artículo no lo ha escrito una IA?, ¿quién ha programado el algoritmo por el que habéis llegado a este contenido?, ¿cómo ha llegado la inteligencia artificial a dominar el lenguaje natural?, ¿cuál es la capacidad de razonamiento de una tecnología con acceso a múltiples fuentes de datos?
Herramientas como ChatGPT han revolucionado tareas como la creación de contenidos, la edición de imágenes, la programación o la analítica de datos. El machine learning, hasta ahora alejado de los focos, ha abandonado el segundo plano para convertirse en protagonista y hacerse visible para todos. El uso de la inteligencia artificial se ha normalizado y democratizado. Ya no hay barreras de acceso. La primera parte de la curva de aprendizaje es una cómoda recta en la que solo tenemos que charlar con nuestro nuevo compañero de trabajo, la inteligencia artificial.
La revolución de ChatGPT y el procesamiento del lenguaje natural
La llegada de ChatGPT-4, la última versión de su algoritmo, nos muestra la rápida evolución que estas tecnologías basadas en el machine learning presentan.
Como siempre en estos casos, hay un proceso previo que comienza en el nacimiento de sus desarrolladores, OpenAI, en 2015. En este camino diferentes versiones de esta inteligencia artificial han ido mejorando sus capacidades hasta llegar al gran público. Un recordatorio de que las tecnologías que nos impresionarán en los próximos años ya están entre nosotros.
ChatGPT se define a sí mismo, y aquí si hemos recurrido a la herramienta para conocer su versión, como “un modelo de lenguaje de inteligencia artificial capaz de procesar y comprender el lenguaje humano, lo que me permite responder a preguntas y proporcionar información en una variedad de temas. Mi capacidad para generar respuestas es posible gracias al aprendizaje automático y la tecnología de procesamiento del lenguaje natural. En resumen, soy una herramienta diseñada para comunicarme con los usuarios y proporcionar respuestas útiles a sus preguntas”. Su visión, o al menos la forma en la que quiere ser conocido es como la de un interlocutor dispuesto a proporcionarnos información para resolver dudas.
En este caso la inteligencia artificial hace honor a su nombre y no peca de humana en sus virtudes, aunque sí que se parece a nosotros en que trata de disimular algunos de sus defectos y limitaciones. ChatGPT se ha convertido en un muy útil asistente para recopilación y filtrado de información y para la delegación de tareas básicas. Pero conviene recordar que, como en todo campo, los expertos son los menos y por tanto la información de mayor calidad no tiene porque ser la que tiene mayor repercusión para las IA´s y para nosotros. Además, es la misma que la que tenemos nosotros a través de búsquedas en diferentes navegadores, siendo su capacidad de procesarla lo que la diferencia.
Su gran ventaja es que continuará mejorando, por lo que no jugaremos a predecir sus límites. Sin embargo, como todo algoritmo, viene predeterminado por los sesgos introducidos por sus programadores y por la capacidad de utilizar la información para llegar a conclusiones. Y es que es el razonamiento avanzado lo que en este momento todavía se queda fuera del alcance de ChatGPT. Su alta capacidad hará que nos muestre la información más precisa sobre un tema, pero todavía debemos ser nosotros los que decidamos como utilizar esa información.
Todavía tenemos el control de la situación, al menos por ahora…
Las alternativas a ChatGPT, ¿qué más hay ahí fuera?
Cierto es que la primera solución que se convierte en mainstream tiene mucho ganado frente al resto. Pero en el sector tecnológico contamos con colosos capaces de competir y superar a cualquier herramienta, creando su propia versión y dispuestos a ocupar su trono en el mercado. Incluso existe ya una “Wikipedia” de inteligencias artificiales para las múltiples tareas que comentábamos antes, desde el diseño a la generación de contenidos pasando por la programación.
En lo que se refiere concretamente a ChatGPT, hay muchas alternativas a tener en cuenta para la generación de contenidos, el estudio de palabras clave, el posicionamiento web, la realización de estudios de mercado o la creación de bloques de código.
- Bard: La alternativa de Google, también basado en conversaciones y con la particularidad de ofrecer varias opciones para conocer las alternativas y dejar sensación final del filtro humano en el usuario.
- Notion AI: Enfocado al proceso creativo mejorando la productividad. Funciona como filtro de ideas y corrector ortográfico. Al tener su orignes en un sistema de gestión del trabajo su perfil está más enfocado al acompañamiento.
- Jasper: Dirigido a la creación de contenidos de marketing, desde publicaciones en redes sociales a blogs. Muy especializado en esta tarea.
- Bearly: A la creación de contenidos de las herramientas anteriores se suma una serie de funcionalidades que ayudan a la lectura y aprendizaje mediante la creación de resúmenes y análisis de texto.
- Copyleaks: Herramienta para detectar si un texto ha sido generado por una inteligencia artificial. Bots a la caza de bots.
- Scholarcy: Lectura de textos y creación de resúmenes y sumarios para facilitar la conceptualización.
- Craft: Creación de documentos, generación de contenidos y gestión de proyectos especialmente enfocada al entorno de Apple, pero que también cuenta con versión para Android.
- Copilot: La joya de la corona de Microsoft. Integrado en todas sus herramientas y con cada vez más funcionalidades. Merece un artículo aparte para conocer todo lo que implica.
¿Está en riesgo mi trabajo?
Toda revolución tecnológica viene acompañada de detractores, de malos presagios y de crisis a todos los niveles. Sin embargo, históricamente estos cambios tecnológicos han mejorado condiciones laborales y automatizado tareas repetitivas y, en ocasiones, tediosas. Mientras respiro hondo pensando cuanto tardará el ChatGPT de turno en sustituirme en la generación de contenidos trataré de mantener el optimismo.
Según un reciente estudio, hasta un 80% de los trabajadores de Estados Unidos verán como la inteligencia artificial asume al menos el 10% de sus tareas. Esto ha ocurrido, incluso en mayor medida con todas las revoluciones industriales que hemos conocido y en las que vendrán.
Mantengamos presente que la inteligencia artificial viene a facilitarnos tareas. Desde la redacción de un correo a la búsqueda de información en la fase de documentación de todo proyecto que puede agilizar la llegada a los puntos en los que seguimos siendo protagonistas. Un nuevo compañero que, al menos por ahora, no se queja cuando le asignas esas tareas que a ti te resultan aburridas y al que podemos corregir para dar nuestro particular toque.
Desde el primer momento debemos percibir a ChatGPT como un refuerzo para nuestro día a día que no viene a sustituirnos, pero que nos exige, como ocurre con cualquier otra tecnología, adaptarnos y reciclarnos con nuevas habilidades.
El futuro de ChatGPT y la inteligencia artificial
Ante el imparable crecimiento de las inteligencias artificiales, surgen dudas sobre el papel de la legislación que acompañe su uso, y especialmente, su metodología de trabajo. Algunas voces se han levantando pidiendo una pausa en su desarrollo para poder atar cabos sueltos antes de llegar a puntos de no retorno. Resulta complicado pensar en ese hipotético parón ahora que se ha normalizado su presencia. Por tanto, el control de puntos críticos, como la protección de datos, es ahora mismo una de las principales prioridades de legisladores a la espera de conocer todo el potencial que tienen estas herramientas.
Se multiplicarán las alternativas, algunas limitarán sus funcionalidades a versiones de pago una vez hayamos jurado amor eterno al producto, pero en todas ellas debe mantenerse la perspectiva humana. Por ese motivo, y de cara al correcto uso de estas tecnologías, es clave la formación. Desde todos los niveles comprender su capacidad y ventajas para poder utilizarlo. Porque igual que las calculadoras o los ordenadores no terminaron con las matemáticas, la inteligencia artificial ha venido a construir un nuevo modelo en el que podemos alcanzar nuevas cotas de eficiencia en nuestro trabajo.
Hemos añadido un nuevo participante en la conversación, ahora sigamos hablando entre todos para desarrollar innovadoras ideas.
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