De todos es sabido que una imagen vale más que 1000 palabras. Según esta afirmación, y sabiendo que un vídeo está compuesto por 25 imágenes (fotogramas) por segundo podríamos llegar a la conclusión que un vídeo de 10 segundos equivale a 250.000 palabras.
Sin llegar a ser tan pretenciosos, podemos decir que vivimos en un mundo audiovisual ya que recibimos constantes mensajes tanto por la vista como por el oído.
100 millones de internautas consumen vídeo a diario. 9 de cada 10 ven los vídeos de las marcas que siguen y el 65% de ellos acaba visitando la web tras hacerlo. Pero, ¿cuál es el motivo de tanto consumo de vídeo? Una de las razones por las que este formato encaja tan bien en todos los usuarios es que no requiere ningún tipo de esfuerzo. Solo basta un clic y observar/escuchar. El contenido audiovisual es infinitamente más entretenido que leer un texto y atrae la atención del usuario por mucho más tiempo.
¿Verdad que todo esto parece perfecto? Lo sería si no estuviera apareciendo el factor “aburrimiento” en el usuario.
Cada vez más, encontramos que esa facilidad por consumir vídeo está provocando que la atención empiece a decaer al cabo de un tiempo tras pulsar el PLAY. De ahí que sea necesario realizar una llamada a la acción haciendo partícipe directamente al usuario a tomar sus propias decisiones.
Seguro que recuerdas o has oído hablar de los libros “Elige tu propia aventura”. En ellos, el lector iba recibiendo a lo largo del relato una serie de preguntas cuyas elecciones iban dirigiendo la historia. Esto en el formato vídeo se denomina “Vídeo interactivo”. Los vídeos interactivos están diseñados para que el espectador tenga el control de la historia que está experimentando, rompiendo la narrativa tradicional lineal y permitiendo que el espectador determine el contenido que se proyecta.
Imagina por un momento que el cine fuese así: compras una entrada, te sientas en la butaca y comienza la película. ¿Qué pasaría si William Wallace no hubiera muerto decapitado en Braveheart? ¿Y si Rose hubiera dejado subir a Jack a la puerta donde estaban flotando al hundirse el Titanic y se hubiera salvado? Tus decisiones a lo largo de la película podrían llevarte a ver un final alternativo.
Según Forrester Research, los vídeos interactivos tienen un porcentaje de clics un 1,000% mayor que los videos tradicionales.
Algunas de las ventajas que tienen los vídeos interactivos son:
- Gran poder de atracción: No hay duda de que lo creativo atrae. Es un hecho que la audiencia busca entretenimiento diferente y este tipo de formato lo es.
- El usuario como protagonista: La forma de involucrar al usuario le hace sentirse importante y con poder de decisión; esto hoy en día lo es todo en Internet.
- Mejor y más poderoso engagement: El usuario que ha creado su historia se sentirá único y especial. Ese sentimiento de diferenciación repercutirá en una audiencia más fiel y deseosa de volver a repetir la experiencia.
- Repetición: La interactividad del vídeo hace que se multiplique (mínimo) por dos las veces que se reproduce un vídeo. Esto es así porque el usuario quiere ver las diferentes opciones que se ha podido “perder” a la hora de recorrer su camino.
- Elementos interactivos: Además de conseguir que el usuario se involucre en la historia, es posible utilizar diferentes elementos para hacerle llegar mensajes (a través de texto e imágenes sobreimpresas, botones, enlaces, etc). Incluso podemos hacer que nos envíen un email desde dentro del vídeo con lo que aumentaríamos su factor de conversión.
En el siguiente enlace puedes observar una muestra que hemos creado para ilustrar este artículo. A lo largo de él se invita al usuario a tomar una serie de decisiones en una situación de accidente de carretera. Según sus elecciones la historia transcurrirá de una manera u otra. ¿Actuar bien?, ¿actuar mal?¿qué pasaría si…? Son cuestiones que podemos plantearnos…
Si todavía no te has convencido de las ventajas que tiene este tipo de vídeos piensa en lo siguiente: ¿Te imaginas una web en la que te dijeran como consultarla? Donde tuvieses unas instrucciones que te obligaran a visitar primero la sección “Quiénes somos”, después “nuestros servicios” y así sucesivamente… ¿Verdad que no? El usuario, al seleccionar sus propias acciones, está haciendo suyo el vídeo.
En la formación este formato de vídeo encaja a la perfección y todas las grandes empresas han puesto el foco en él. ¿Verdad que no todos estudiamos igual? Unos primero leen por encima los contenidos, otros prefieren hacer esquemas y sacar ideas clave, otros simplemente siguen la estructura lineal, etc.
Gracias al vídeo interactivo el aprendizaje del usuario aumenta considerablemente ya que con sus acciones están reforzando sin darse cuenta lo que está visualizando. Es una forma de personalizar el estudio.
Atrás quedaron los vídeos largos y espesos en los que el usuario iba avanzando el control de reproducción para llegar a la parte que realmente quería ver. Aquellos en los que te sentabas a mirar un vídeo y desconectabas a los pocos minutos porque el contenido no era relevante. En los vídeos interactivos el usuario aprende a su ritmo buscando el camino y los contenidos que mejor satisfagan las necesidades que tenga.
El futuro del formato vídeo se presenta prometedor gracias a los avances tecnológicos que estamos experimentando. La IA (Inteligencia Artificial) está entrando en este campo que le viene como anillo al dedo. Los “caminos” recorridos por cada usuario tras pulsar el PLAY van dejando un “rastro de datos” que la máquina recoge, analiza y memoriza. Con ellos podrá conocer al usuario y adelantarse a él ofreciéndole opciones de acuerdo a sus gustos, hábitos y comportamientos.
Porque en el fondo, ¿no queremos todos ser protagonistas de nuestra propia historia?
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