Recientemente, diferentes medios de comunicación han hecho pública una previsión según la cual antes de 2020 (cifra fácil de recordar) más de la mitad de las acciones formativas se realizarán en modalidad on line.
Esta cifra puede llamar la atención pero, considerando la evolución en este campo, el perfil de los destinatarios, y centrándonos en formación para el empleo, es decir, aquella para la mejora de la empleabilidad o las competencias profesionales de las personas, esta cifra se antoja escasa.
Es cierto que desde la irrupción de Internet en nuestras vidas, como parte de un elemento cotidiano tanto en el ámbito profesional como en el doméstico, ha habido numerosas iniciativas en el sector de la creación de productos formativos en línea, no siempre con éxito contrastado. La vertiginosa corriente de desarrollo tecnológico que hemos experimentado en las últimas décadas ha provocado que casi todos los sectores productivos hayan tenido que ir madurando y modificando sus modelos para encontrar acomodo en el mundo digital, desde la banca, al transporte, pasando por el turismo o los seguros. La formación no iba a ser diferente.
Existen productos y aprendizaje en modalidad e-learning
Han tenido que pasar casi treinta años para que podamos afirmar, ya sin ambages, que existen productos y servicios de aprendizaje en modalidad e-learning de calidad contrastada y que cumplen con la misión formativa, para confirmar la tendencia creciente en este campo que todos los expertos prevén. Ha sido un largo camino en el que una gran comunidad de expertos (docentes, tecnólogos, usuarios, administraciones…) ha estado trabajando duramente en un campo en el que todo era nuevo y estaba por inventar, para definir las nuevas reglas del aprendizaje en línea: creación de estándares tecnológicos, diseño específico de contenidos, identificación de recursos, aplicación de elementos de seguridad de la información, reglas de dinamización, etc.
Si grabáramos con una cámara de vídeo una imagen enfocando un libro de Miguel Strogoff, con una mano que pasara las páginas cada cierto tiempo… ¿lo admitiríamos como película de Miguel Strogoff? Evidentemente, no. En este trance, muchas han sido las experiencias formativas en línea que quizá no hayan acertado de forma completa. Así, durante un tiempo, la traslación de unos contenidos de texto a un portal web con más o menos gracia en el diseño y unos test han servido como producto de formación en línea. Esto nació como intento de emular la formación presencial haciendo uso de la base tecnológica que sorprendía por lo novedoso del sistema. Hoy en día este concepto está muy superado entre los profesionales del e-learning, pero era necesario pasar por ahí para llegar a la conclusión de la necesidad de crear nuevos modelos, acordes con el objetivo de aprendizaje en este medio.
En cualquier caso, para llegar al punto en el que nos encontramos actualmente, era necesario que, en esencia, se dieran tres condiciones: primero, que los alumnos adquirieran una cultura tecnológica que les hiciera consumidores de servicios digitales sin complejos; segundo, que los productos de formación en línea estuvieran adecuadamente diseñados para alcanzar el objetivo de aprendizaje que establece; y tercero, que la tecnología permitiera implementar recursos de aprendizaje capaces de suplir a los aplicables en la formación tradicional.
La it-generación
Los jóvenes nacidos en 1995, el año de la explosión de Internet a nivel mundial, han comenzado a incorporarse al mercado laboral. En breve, estos verdaderos depredadores de lo que algunos llaman el Internet de las cosas serán los participantes más numerosos de las acciones formativas relacionadas con formación para el empleo. Esa it-generación, que no ha consultado enciclopedias de papel, que desconocen si se puede reservar un hotel de forma diferente a obtener un voucher on line o que compran la ropa directamente al fabricante en su web, y que también están habituados a entregar trabajos por e-mail a sus profesores, a consultar sus notas con el móvil y a aprender novedades en tutoriales disponibles en youtube. Esta generación sólo verá ventajas en el aprendizaje en línea porque han nacido consumiendo productos digitales de forma nativa. Para ellos, el consumo de productos en línea es tan común y natural como adquirir un yogurt en un supermercado y consumirlo. Paralelamente, son exigentes con el producto y no dudan en cambiar de proveedor y hacer públicas sus valoraciones a través de sus redes sociales de forma inmediata.
Afortunadamente, ya estamos preparados para ofrecerles productos formativos en línea acorde con sus expectativas. Disponemos de la tecnología, del conocimiento y de la experiencia. Aunque todavía queda camino por recorrer, ahora tenemos por delante la responsabilidad de seguir desarrollando o hacer crecer el campo del e-learning y las normas que lo definen, para dar solución a la demanda que los expertos pronostican.
David López Aznar dice
¡Excelente artículo de opinión!
A lo largo de los años son muchos los cursos que he realizado, primero presenciales y cada vez más mediante formación a distancia a través de Internet.
Fue en los cursos presenciales donde conocí al escritor de este artículo, y le doy la razón en que cada vez son más y de mejor calidad los contenidos de los cursos de formación a distancia.
Consciente de que aún queda mucho por mejorar, creo que estamos en el buen camino. Y para los trabajadores que no disponemos de tiempo para acudir a clases presenciales, la teleformación puede ser la solución para aprender ese idioma que se nos resiste y mantener una conversación con el profesorado y nuestros compañeros de clase de algún lejano país. O para estudiar esa carrera universitaria o máster que complementa nuestra formación.
En cualquier caso, la enseñanza a través de Internet es presente y futuro de la educación.
Quiero dar las gracias a los profesores de Qualitas por ser unas magníficas personas y docentes que me dieron la bienvenida al mundo laboral de la informática.
Gracias Paco.